Día de la mujer trabajadora

8 de Marzo

El 8 de marzo de 1908, 148 mujeres murieron en una fábrica textil (Cotton de NY) quemadas. No fue un accidente en su trabajo, sino la respuesta violenta tras negarse a abandonar el encierro que mantenían como protesta por sus bajos salarios , las infames condiciones de trabajo y por su larguísima  jornada laboral. 

 En 1911, más de un millón de mujeres participó públicamente en esta conmemoración. Además del derecho al voto y a ocupar cargos públicos, demandaban el derecho al fin de la discriminación laboral.

Todas estas luchas protagonizadas por mujeres  se hicieron por el resto; es por ello obligado el recordar sus esfuerzos,sus desvelos,sus luchas... sus muertes , porque todo lo que las mujeres han conseguido se inició con ellas.

Hoy en día nuestra responsabilidad radica en continuar, no desfallecer y lograr con pequeñas cesiones la igualdad laboral entre hombres y mujeres. 

Leed la siguiente carta escrita por C. de Santos y pensad en lo que podríamos hacer desde nuestra realidad más cercana.  

Carta de una madre Queridos todos: Me voy. Volveré cuando sepáis dónde están guardadas las bolas de naftalina, cuando nuestra casa ya no tenga secretos para ninguno de vosotros, cuando seáis capaces de descifrar los códigos de los botones de la lavadora, cuando logréis reprimir el impulso de llamarme a gritos si se acaba la pasta de dientes o el papel higiénico. Volveré cuando estéis dispuestos a llevar conmigo la corona de reina de la casa. Cuando no me necesitéis más que para compartir. Ya sé que me echaréis de menos, estoy segura. También yo a vosotros, pero sólo desapareciendo podré rellenar los huecos que vuestro cariño me produce... Sólo podré estar segura de que verdaderamente me queréis cuando no tengáis necesidad de mí para comer o para vestiros o para lavaros o para encontrar las tijeras. Ya no quiero ser la reina de la casa, estoy harta, me he cansado de tan gran responsabilidad y he caído en la cuenta de que si sigo jugando el papel de madre súper no lograré inculcaros más que una mentalidad de súbditos. Y yo os quiero libres y moderadamente suficientes y autónomos. Ya sé que vuestro comportamiento conmigo no es más que un dejarse llevar por mi rutina; también por eso quiero poner tierra por medio. Si me quedo, seguiré poniéndoos todo al alcance de la mano, jugando mi papel de omnipresente para que me queráis más. Sí, para que me queráis más. Me he dado cuanta de que todo lo que hago es para que me queráis más, y eso me parece tan peligroso para vosotros como para mí. Es una trampa para todos. Palabra de honor que no me voy por cansancio, aunque sea una lata dormirse todas las noches pensando en la comida del día siguiente y hacer la compra a salto de mata cuando vienes del trabajo y, a la larga, pesa mucho la manía de ver siempre un velo de polvo en los muebles cuando me siento un rato en el sofá, y la perenne atracción hacia la bayeta y la cera. Pero no es sólo por eso. No. Tampoco me voy porque esté harta de poner la lavadora mientras me desabrocho el abrigo ni porque quiera estar más libre para hacer carrera en mi trabajo. No. Hace ya mucho tiempo que tuve que elegir una perpetua interinidad en mi profesión porque no podía compatibilizar una mayor dedicación mental al trabajo profesional con la lista de la compra. Me voy para enseñaros a compartir, pero sobre todo me voy para ver si aprendo a delegar. Porque si lo consigo, no volveré nunca más a sentirme culpable cuando no saquéis notas brillantes o cuando se quemen las lentejas o cuando alguno no tenga camisa planchada que ponerse. La culpa de que sea imprescindible en casa es sólo mía, así que desapareciendo yo por unos días, os daréis cuenta vosotros de que la monarquía doméstica es fácilmente derrocable y quizá yo pueda aprender la humildad necesaria para ser, cuando vuelva, una más entre la plebe. Cuando encontréis la naftalina no dejéis de avisarme. Seguro que para entonces yo también habré aprendido a no ser tan excesivamente buena. Puede ser que ese día no nos queramos más, pero seguro que nos querremos mejor. Besos. Mamá. Hagamos un recorrido histórico para poder valorar los logros de las luchas feministas. ¿Creéis que eran justificadas sus reivindicaciones? ¿Se ha conseguido todo ? Ahora terminad el recorrido por el el 8 de marzo escuchando la canción de Andrés Calamaro.